LA GUERRA COMO UN RAYO

SIRVA ESTE TEXTO DEL COLEGA JOSÉ ANTONIO QUINTANA GARCÍA EXTRAIDO POR RSS DEL PERIÓDICO INVASOR, PARA CONMEMORAR ALMBAS FECHAS, EL 29 Y EL 30 DE NOVIEMBRE…

En el horizonte, más de 100 000 combatientes españoles, bien alimentados, con armas modernas, abundantes, y bajo las órdenes de 42 generales de vasta experiencia, graduados en reputadas academias, poblados fortificados, líneas férreas.

Ellos, apenas llevan dos vals por cada soldado, ropas y zapatos escasos; fusiles viejos, casi todos. Muchos van descalzos, así caminarán 1 800 kilómetros, junto a la caballería terrible, que *dispara* machetazos.

En el horizonte, las riquezas que sostienen las cadenas, lo desconocido, las trochas erizadas de obstáculos, la tibieza de quienes aún casa mientras la Patria cabalga en el pecho de un cubano libre.

Ellos, con Antonio Maceo a la vanguardia, están dispuestos a todo, lo seguirían, si fuera necesario, hasta el Palacio de los Capitanes Generales, en La Habana. Pero la idea es llegar a Pinar del Río.

En el horizonte, Máximo Gómez, victorioso en una campaña rápida para desviar la atención del enemigo. Los espera al oeste de la Trocha de Júcaro a Morón. El 29 de noviembre de 1895, sin grandes contratiempos, pasan la *infranqueable*, cerca de Ciego de Ávila.

San Juan, Gil Herrera, Lázaro López, nombres avileños, registra desde entonces el mapa de la epopeya. En la pequeña colina, abonada con la sangre de Ángel Castillo, en 1869, se concentran para escuchar a los tribunos. Es 30 de noviembre, El Ejército Invasor queda definitivamente constituido.

Ellos, 400 guerreros, se conmueven cuando Salvador Cisneros Betancourt, presidente del Gobierno mambí, antiguo Marqués de Santa Lucía, entrega a Maceo la bandera que ondea en Mantua.

Y habla Gómez, ojos achinados cual llamas. El cuerpo es una vela. Las palabras, un aldabonazo. Es el Generalísimo, enérgico a sus 59 años: *Soldados (…) no es esperan recompensas, sino sufrimientos y trabajos. El día que no haya combate será un día perdido, o mal empleado.* Luego, la marcha prosigue.

En el horizonte, la guerra como un rayo.

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